lunes, 11 de febrero de 2013

Corren malos tiempos

Corren malos tiempos para las sonrisas.
Sin motivo alguno nos apagamos, nuestra luz se funde. Se juntan  las penas en el alma, se juntan las inseguridades. El entorno que siempre nos ha rodeado empieza a hacernos sufrir. Lo que nunca había sido un problema empieza a marcar heridas. Los miedos nos atormentan, los sentimientos empiezan a dominar la mente, y la mente empieza a destrozarnos. La mente nos destroza, pero el corazón es quien habla. El corazón es quien controla, pero la mente es quien manifiesta. Poco a poco nos vamos apagando, al principio nos cuesta admitirlo, pero llega un momento que nos derrumbamos. Nos derrumbamos, y cuantos más problemas hayamos ido acumulando en silencio, más grande es la montaña que cae, y más grande el daño que causa al caer.
Será el estrés, el miedo, la rabia, el dolor, las inseguridades, el amor, los celos, los cambios, la sociedad, los susurros y las miradas, las canciones tristes, la empatía, será nuestra mente que nos hace ver la realidad distorsionada. Será todo eso lo que nos está haciendo decaer. Me he dado cuenta, corren tiempos amargos para las sonrisas. La vida se está portando mal con nosotros. Con nosotros los soñadores, nosotros que sólo buscamos ver el vaso medio lleno, nosotros que aún vemos esperanza en este oscuro presente. Estamos en decadencia, se que tú también te has dado cuenta. Soy capaz de comunicarme por miradas, y no me gusta lo que veo. Veo angustia, veo dolor, veo tristeza...Veo las pupilas perdidas en los propios pensamientos, pensamientos que matan por dentro. Todos pasamos por esto, todos necesitamos aislarnos cuanto antes.
Aislarme. Necesito escaparme de mi propia mente, escaparme del mundo que me rodea, empezar de cero en muchos aspectos. Quiero despejarme de todo, pero una no puede despejarse sola tan fácilmente.
A veces, lo que más necesitamos en los malos momentos, es simplemente que alguien nos comprenda.
A veces, en las épocas difíciles, el más mínimo apoyo o ánimo puede resultar un gran paso.
A veces, en los malos ratos, un abrazo inesperado puede ayudarnos a llevar mejor las cosas.
No nos mintamos diciéndonos que no hay que comerse la cabeza... porque nuestra mente está para exprimirla. No nos mintamos diciéndonos que está prohibido borrar la sonrisa de la cara... porque las lágrimas son necesarias de vez en cuando. Pero no nos mintamos diciéndonos que nuestra vida no merece la pena.
Estamos pasando por un mal trago, pero aún queda una jarra entera. Quien merece algo mejor, lo acabará teniendo. La vida es injusta, pero romperle los esquemas al destino está en nuestras propias manos.

Todo acabará.
Estudiarás lo que quieras.
Irás a una escuela mejor.
Tus notas mejorarán.
Las malas compañías se irán.
Los exámenes que tanto te atormentan acabarán.
Esa persona se dará cuenta de lo que vales.
O aparecerá alguien pronto.
Los problemas familiares irán cesando.
La gente que te atormenta se irá de tu vida.
La economía mejorará.
Tus derechos y libertades se reconocerán.
Los celos se irán.
La gente empezará a reconocer tu gran corazón.
Y tu esfuerzo.
Los insultos se acabarán.
El miedo al rechazo cesará.
Te darás cuenta de que mucha gente te valora.
Y de que no debes infravalorarte nunca más.
El autoestima crecerá.
Conocerás a gente nueva.
Y gente que ya conocías te sorprenderá con su apoyo.
Las inseguridades se irán.
Empezarás a ser tú mismo.
Harás cosas que siempre hayas querido hacer.
Y surgirán nuevos proyectos en tu vida.
Encontrarás el amor puro.
Y la verdadera amistad.
...
Pero todo esto solo depende de ti.
Y de que creas.
Cree en ti mismo, soñador... ¿a caso hay alguien más indicado para hacerlo?
Cree en ti mismo, soñador... ¿a caso no eres capaz de convertir esos sueños en tu realidad?
Cree en ti mismo, soñador... ¿a caso hay algo más importante que tus alas?

Yo creo en ti.