martes, 29 de noviembre de 2011

Trozos de pensamientos.

Me levanto temprano un lunes por la mañana como otro cualquiera. Digo me levanto, no me despierto. Me miro al espejo y me veo... ésta soy yo. No soy perfecta, para nada, pero viendo como están transcurriendo ciertas cosas, supongo que tampoco estoy del todo mal. Otro lunes por la mañana más, con destino "el instituto", y sin saber por qué, simplemente por instinto, me visto. Hay veces que no me veo bien con nada, otras que me siento bien con todo, y otras, simplemente, que me da igual cómo me veo o me vayan a ver. De nuevo, por instinto, desayuno, si es que me entra, ya que a las 8 de la mañana lo único que me apetece es dormir, y nuevamente, por instinto, cojo un saco de piedras al que la gente llama mochila y me dirijo a mi destino refugiada por la música de mis auriculares. Una vez allí hago lo típico... saludar a mis amigos, bla, bla, bla, etcétera. Pero realmente, me paso la mañana ausente... Mirando a la gente, por hacer algo, a veces imaginando cómo se sentirán, a veces imaginando lo bien que me llevaría con esa persona si la conociera mejor, lo que me gustaría a veces estar a su lado, y a veces, y muchas veces, lo que me gustaría no tener que ver a esa persona todos los días. Miro a los profesores y me imagino cómo serán sus vidas fuera de las clases, algunos directamente prefiero ni mirarlos, otros a veces incluso me interesa lo que dicen, pero casi siempre es igual: mis ojos atendiendo pero mi mente en otra parte. A veces pienso que voy al instituto para pasar el rato. Me distraigo fácilmente, pensando en mis cosas. Me cuesta mucho concentrarme, por eso no suelo llevar las cosas al día.
Llego a mi casa y de nuevo me veo atrapada en la rutina. Como, me entra sueño, y me voy al ordenador. Sé que soy una viciada. Después de una larga mañana entre sueños y risas, miradas y conversaciones, ilusiones y  tonterías, llego a una tarde de reflexión y hacer el vago. Ah, sí, y estudiar, ya. No sé que haría sin Internet. Probablemente muchas más cosas de las que hago ahora. Vuelvo a dejar volar mi mente y me doy cuenta de que últimamente mi vida da muchas vueltas. He madurado, he aprendido a no andar detrás de sueños imposibles, he aceptado la terrible realidad, he comprendido que hay que vivir la vida y he empezado a valorar lo que tengo. No llego ni a los 14 años de vida, ¿qué sabré yo de ella? Sé de sobra que ahora mismo sólo soy un grano de arena en un universo gigante, que mi opinión no importa en las cosas importantes, y que no sé más que alguien con décadas de experiencia. Lo sé. Pero me gusta ser así, me gusta no ser importante, me gusta ser una niñata irresponsable, no me creo mayor, ni quiero creérmelo. Ahora estoy disfrutando de la vida, sé que esta es la mejor etapa por la que voy a pasar, y quiero aprovecharla al máximo, ahora que todavía no se lo que son los verdaderos problemas. Mi vida social va en aumento y por una parte eso es malo, ya que paso mucho de trabajar y esas cosas. Pero estoy en mi etapa, joder, y quiero reír, amar, soñar... sobre todo amar. Quiero vivirlo todo hasta que no me quede nada de esta etapa por vivir. Eso sí, usando siempre la cabeza aunque sea un poquito.
Sólo soy una niña soñadora, y me gusta que mis sueños se hagan realidad.
He aprendido a aceptar la realidad, y me alegro de haberlo conseguido. Ya no sufro, ya no lloro, ya no paso las noches en vela por desilusiones, ya no me engaño a mí misma, ya no soy la que era antes. En cuanto al amor, he aprendido a no buscar la perfección, si no a buscar una imperfección que me haga sonreír y que me quiera, que al hablar con él se me salga la sonrisilla, que me demuestre que le importo, que al verlo me haga sentir que al mundo aún le quedan cosas bonitas, que cuando pase horas con él, el tiempo se convierta en oro, que se me pasen las horas tan rápido que me ayude a parar el tiempo. Ya no busco telarañas bajo un disfraz de cara bonita, se que si hago eso, sólo me engañaré a mí misma, que no debo ilusionarme con personas que luego pasarán de mí y por las que luego lloraré. Ahora busco esa persona que no le importen mis defectos, porque hará que a mí no me importen los suyos, que no importen los obstáculos que nos ponga la vida, porque los dos sabremos que en el amor nada de eso importa, y que se joda la distancia, y que se joda todo lo demás. Por eso ya no me enamoro, no hasta que esté segura de que merezca la pena. He aprendido a pensar en lo que necesito, y no tanto en lo que quiero y por ahora me va bastante bien. He aprendido a no obsesionarme con nada ni nadie, que las cosas vienen y se van, que si dejas que alguien sea tu todo cuando se vaya ya no te quedará nada, y que si te amarras al pasado, jamás estarás mirando de frente cuando lleguen las nuevas oportunidades. Sigo fijándome en los pequeños detalles de la vida, quizás incluso más que antes. Ya no me limito a esperar que las oportunidades vengan y se capturen solas en una red, ahora voy con prismáticos y caña de pescar, esperándolas, pero buscándolas.
Porque últimamente mi vida parece una peonza, dando vueltas siempre. Cada día que viene es un enigma, cada día que pasa una pieza importante de lo que será mi futuro.
Últimamente necesito mucho tiempo para pensar, para pararme a mirar por todo lo que he pasado, y cómo están cambiando las cosas de repente, y cómo me gustaría que siguieran cambiando por ese camino.
Simplemente, necesitaba soltar mis sentimientos y pensamientos reprimidos en mi mente, y manifestar por escrito que he cambiado, que mi vida me ha dado muchas vueltas y me las sigue dando, y que con los pocos años que llevo en la Tierra, a penas me ha podido dar tiempo ha aprender algo sobre la vida... pero he aprendido lo suficiente, y ahora que por fin lo he aprendido, me doy cuenta de que la vida te puede sonreír cuando menos te lo esperas, y sobre todo, que hay que vivirla, que no hay que obsesionarse ni hacerse ilusiones falsas, simplemente, aprovecharla y sobre todo... no echarse a atrás jamás por miedo a lo desconocido: podrías arrepentirte más tarde.

Gracias por gastar tu tiempo en leer esto, si es que hay alguien a que le interese mi vida, y se dedique a leer mis tonterías, jejeje. ^^

-Marta-

sábado, 19 de noviembre de 2011

Oh, shit.

Nada. Nunca. Es IMPOSIBLE. Nada me sale bien. Incluso cuando todo marcha sobre ruedas... aparece un bache. Un bache que ves desde lejos de lo grande que es. Un bache dispuesto a hacerte tropezar, dispuesto a ponerte a prueba. Tan alto, tan alto, que parece imposible de saltar. Lo ves desde lejos, desde muy lejos. En el mismo instante que te subes en la bici. Tomas la primera curva y ahí está. Una calle soleada, bella, perfecta, tanto que parece imposible de estropear... demasiado perfecta. Tan perfecta... que es imposible que sea real. Entre flores y rayos de sol ahí está a lo lejos. Siempre hay un obstáculo, y a medida que te acercas parece cada vez más grande. Al principio, desde lejos, lo ignoras. Piensas: "No es nada, no importa...¡mira qué paseo tan bonito! Nada malo me puede pasar ahora" Y de repente te vas acercando... y acercando... y cada vez más... y has estado tan pendiente de disfrutar el camino que cuando lo tienes encima ya no sabes qué hacer. Te chocas de frente con el bache. Te estampas con él como si de una comedia se tratase, de una forma tan inesperada que el golpe te duele más. Te duele. Tu bicicleta choca con él, y las ruedas sobre las que ibas se descolocan, desaparecen. La cadena se sale, el sillín se rompe, y tú no sabes qué hacer. Comienzas a cerrar los ojos del pánico, gritas, lloras y finalmente caes... y el proceso se repite. Cierras los ojos, gritas, lloras... Estabas tan feliz, tan despreocupado, no te importaba nada... Habías pasado de conducir tu vieja bicicleta rota y oxidada a encontrar una nueva, o simplemente a encontrar un buen mecánico que la arreglara. Estabas TAN FELIZ... que el golpe te sentó peor. Todo lo recuperado comienza a desmoronarse, ves caer tu sonrisa en el espejo roto de tu bici... Nada... ¡Nunca! Nunca puede salir bien NADA. Siempre está ahí... un puto bache. Un socavón en la acera, una montaña en medio del terreno... que conforme te acercas a ella te das cuenta de su gravedad. Que cuando te das cuenta de su gravedad no puedes hacer nada... ¿y qué ibas a hacer? Todo pasa por algo, y esto pasó así, de repente, quizás demasiado rápido, quizás tan rápido que no dio tiempo a reaccionar, simplemente nos dejamos llevar. Cruzamos hacia el camino más soleado, sin pensar en que las bonitas nubes esponjosas pronto harán llover. Nos lanzamos al río más grande, sin mirar lo que había en el fondo. Llegamos a la cima... y entonces nos dimos cuenta que la vista estaba tapada por los árboles. Pero, ¿qué íbamos a hacer? La vida nos sonreía, después de mucho tiempo dándonos la espalda, después de mucho tiempo de oportunidades tiradas, de anzuelos mordidos. La vida nos sonreía, sí, por fin lo hacía. Después de tanto tiempo... que habíamos olvidado lo hipócrita que es. Y es que cuando piensas que las cosas han cambiado por fin, siempre te continúa criticando a tus espaldas. Piensas que te quiere, que ha aprendido a valorarte, que se acabaron las putadas. Y entonces, justo en ese momento, cuando te acababas de reconciliar con la vida, descubres que sólo era eso: una hipócrita. Te insultaba a tus espaldas, planeaba tu derrota, y muy acertadamente. La vida nos conoce. SIEMPRE nos hiere donde más nos duele: en el corazón. El mío debe de estar descuartizado... he pasado por tantos baches... He llorado, he gritado y he cerrado los ojos debido al pánico. Pero esto es demasiado, esto es de no tener piedad, hijoputismo puro. De verdad, nunca jamás dejéis que la vida os ponga en peligro entre el amor y la amistad. Los dos sentimientos más fuertes, puede que junto con el odio. Tan fuertes, que juntos son capaces de apuñalarte muy duramente. Los dos sentimientos tan iguales, te hacen sonreír, llorar... Mis dos sentimientos favoritos, y los sentimientos que NUNCA me gustaría tener que interponer. Sigo sin entenderlo, ¿es que nada puede ir bien? ¿Es que todo el resto de nuestra vida se va a componer de decepciones? ¿Quién escondió tan bien la felicidad? ¿Y porqué nunca encuentro a nadie que me ayude a buscarla? Siempre hay pegas... SIEMPRE. Cuando más empezaba a pensar que las mejores cosas llegan cuando menos te lo esperas, empiezo a creer que no es cierto, que esas "cosas buenas" sólo son una pausa entre una putada y otra. Baches, baches everywhere. Estoy un poco hasta los huevos de los BACHES. ¿No podíamos ser como el viento? Que no le afecta nada que se encuentre en el camino. Que se desliza entre esos baches y no le causan daño alguno. Algo tan simple como el viento, como el aire... y disfrutar cada momento... y no chocarte a cada segundo... poder flotar libre. Poder volar. Libre de obstáculos. Para siempre.